«Estamos frente a un libro único»
— Diamela Eltit

Editorial: Periférica
Páginas: 112
ISBN: 9788418838903

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El 14 de abril de 1955, en el lujoso hotel Crillón de Santiago de Chile, la escritora María Carolina Geel disparó varias veces a su amante y lo mató en el acto. Nunca se conocieron los motivos (hubo quienes dijeron que fue por celos; otros, una forma extravagante de conseguir notoriedad). El crimen fue sonado en la época y le valió a Geel tres años de prisión.

De su estancia en la cárcel (y como ha pasado tantas veces en la historia de la literatura, desde Cervantes hasta Sade, Wilde o Genet), Geel extrajo una ocasión perfecta para escribir, gesto ya de por sí transgresor, pues aunaba la escritura del delito y el delito de la escritura. Más allá de la culpa o la expiación, Geel describe y reflexiona sobre el universo carcelario femenino, un mundo infranqueable y oscuro, en una obra adelantada a su tiempo que mezcla la ficción, el testimonio y la autobiografía, y que resultó de lo más rompedora al hablar de crímenes, de la vida en prisión y del deseo entre mujeres. Por ello, este libro ocupa, por derecho propio, un lugar único en la literatura chilena.

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María Carolina Geel

Nació en Santiago de Chile en 1913. Seudónimo de Georgina Silva Jiménez, debutó como novelista en 1946 con El mundo dormido de Yenia, novela a la que seguirían Extraño estío, Soñaba y amaba el adolescente Perces, El pequeño arquitecto y Cárcel de mujeres, que escribió mientras cumplía condena por haber asesinado a su amante, suceso que conmocionó a la sociedad chilena y llenó las páginas de la prensa. Tras salir del presidio, antes de tiempo gracias a la intercesión de Gabriela Mistral, que pidió un indulto al presidente, prosiguió con su labor de crítica literaria, que había iniciado en 1949 con la publicación de Siete escritoras chilenas. Murió en 1996.