Un mal de familia
La piscina
Mi padre y yo limpiamos la piscina de su casa
el agua se echó a perder este verano
como nuestra familia hace tiempo,
me pregunta si recuerdo cuando
mi hermana y yo éramos pequeños
y nos bañábamos en la acequia
de mis abuelos con el resto de primos,
miento y le digo que no
para no hablar de ese tema
ni tampoco de por qué siempre
prefirió a mi hermana
incluso cuando me fui más lejos,
el líquido marrón nos moja los pies
es una mezcla formada por insectos
hojas y tierra marrón igual
que una familia es una mezcla podrida
pienso, ya montado en el tren
a punto de terminar las vacaciones
mientras veo a mis padres
despidiéndome con la mano
desde los andenes de la estación.
Me duermo y a los pocos minutos sueño
que tengo cinco años y no sé nadar,
sueño que mi abuelo se lanza al agua
para evitar que me ahogue,
entonces me despierto de golpe
preguntándome si mi vida
se resume en esto si puede
que mi vida hoy también
sea solo esto:
una pequeña piscina
donde me miro y compruebo
a cada instante
si todavía hago pie.
Super-8
Cuando era pequeño
vi llorar a mi padre por primera vez,
mi tío hacía películas caseras
y una tarde proyectamos
la del último viaje
que hicimos en familia.
La cara de mi abuelo
apareció junto a una balada de fondo,
entonces aprendí,
todas las canciones de amor
tienen por protagonista
a un muerto.
Love songs on the radio
Mi padre arregla una radio
sentado en el porche,
ajusta las frecuencias para que las emisoras
estén colocadas en los botones de siempre,
coloca adhesivos alrededor
para que el aparato resista otro invierno,
sabe que agosto en un pueblo del sur significa
que la canción del verano este año
como cada año es el canto triste
de las cigarras y los burros.
Mi padre me ve a lo lejos
sentado en la mesa de piedra
que mis abuelos colocaron junto a la piscina
cuando mi hermana y yo éramos pequeños,
algo cruje cuando vuelvo a casa,
me mira igual de triste que esos animales,
intenta decir algo pero no lo consigue,
quiere preguntarme por qué sigo empeñado
en escribir sobre nuestra familia
en lugar de buscar un trabajo de verdad
y una vida de provecho,
quiere preguntarme
por qué somos tan parecidos
y nos cuesta tanto reconocerlo,
por qué somos incapaces de mantener
una conversación sin terminar gritando,
por qué nunca recurro a él
cuando tengo un problema
y mi acto reflejo es marcar
el número de mi madre,
quiere preguntarme
pero no lo hace,
aprieta la radio en silencio
juntando a la fuerza
una pieza con otra:
intenta que las cosas
no se rompan del todo.
Qué largo es morir
Qué largo es morir durante toda una vida,
largas las películas, los domingos por la tarde,
las horas extra, tu currículum.
Qué larga la jornada laboral y los estantes del Carrefour,
las retenciones en la A-92 a finales de agosto.
Qué larga la cola del INEM y las comidas familiares,
la cuesta de enero y las noches
desde que te fuiste.
Este poema, tan largo como la aguja
que clavarán en mi piel cuando despierte
en una clínica
y yo sea mi abuelo.
—
Fotografía de Angela Deane.